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Frustración

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Escrito por: La redacción de Top Doctors

Índice

  1. - ¿Qué es la Frustración?
  2. - Factores que promueven el sentimiento de Frustración
  3. - ¿Cómo se comportan las personas con baja tolerancia a la Frustración?
  4. - ¿Cómo solucionarlo?
  5. - ¿A qué especialista consultar?

¿Qué es la Frustración?

La Frustración es una respuesta emocional común a la oposición, relacionada con la ira y la decepción.

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Son un cúmulo de sentimientos que experimentamos las personas como pueden ser enfado, tristeza o ansiedad, cuando una expectativa (deseo, proyecto, ilusión) no se cumple o cuando no recibimos lo que esperábamos.

La Frustración surge de la percepción de resistencia al cumplimiento de la voluntad individual. Cuanto mayor sea la obstrucción y la voluntad, y cuanto más sensible sea el individuo a los conflictos, habrá mayor probabilidad de Frustración.

Los individuos que presentan esta reacción (Frustración), se caracterizan por poseer un razonamiento rígido e inflexible, con escasa capacidad de adaptación a los cambios no programados. Suelen disponer de cogniciones distorsionadas que no se adecuan a la realidad, debido a la cual interpretan como insoportable el deber lidiar con emociones más desagradables.

Factores que promueven el sentimiento de Frustración

La Frustración puede categorizarse como una respuesta primaria o instintiva. Es una reacción que de forma natural muestra un estado emocionalmente desagradable cuando se da la ocurrencia de una interferencia ante la persecución de un objetivo propuesto.

La causa de la Frustración puede ser:

  • Interna: tener objetivos contrapuestos que interfieran unos con otros, puede crear una disonancia cognitiva
  • Externa: implican condiciones fuera de un individuo, como un camino bloqueado o una tarea difícil.

Los factores que pueden predisponer y/o precipitar la aparición de baja tolerancia a la Frustración, son los siguientes:

  • El temperamento: disposición biológica y genética que distingue a los individuos en sus habilidades innatas, entre las cuales puede incluirse la tolerancia a la Frustración
  • Las condiciones sociales: en función del entorno social y cultural en el que esté circunscrita la persona influye notablemente en el funcionamiento personal e interpersonal. Los estudios demuestran que en la sociedad occidental la ocurrencia de este tipo de problemática es significativamente más elevada que en otras culturas distintas.
  • Dificultades en la expresión emocional: un vocabulario restringido, un déficit en la capacidad para identificar y reconocer emociones experimentadas y una creencia errónea sobre la idea de que manifestar emociones desagradables es perjudicial y debe evitarse, correlacionan positivamente con un funcionamiento persistente de baja tolerancia a la frustración
  • Déficit en autocontrol: en el caso de los menores, estos aprenden una gran parte de su repertorio conductual a partir de lo observado en sus figuras referentes. Modelos parentales escasamente hábiles en la gestión de la Frustración trasmiten a sus hijos esa misma incompetencia

¿Cómo se comportan las personas con baja tolerancia a la Frustración?

El nivel de tolerancia a la Frustración en parte es innato, pero también es susceptible de aprendizaje.

Los bebés tienen menor tolerancia a la Frustración, se enfadan e irritan por lo que le es incómodo. En la medida que va creciendo, puede desarrollar habilidades que le vuelven más capaz para contenerse.

La intensidad de la reacción de Frustración puede variar, hasta el punto de propiciar afectaciones incluso a nivel cognoscitivo en situaciones de elevada gravedad, como, por ejemplo, la aparición de alteraciones en la capacidad de memoria, atención o percepción.

Por lo general, las personas que presentan un funcionamiento basado en una escasa tolerancia a la Frustración presentan las siguientes características:

  • Tienen dificultades para controlar las emociones
  • Son más impulsivas, impacientes y exigentes
  • Buscan satisfacer sus necesidades de forma inmediata
  • Enfrentan a la espera o a la postergación de forma explosiva con ataques de ira, retraimiento y tristeza extremos
  • Pueden desarrollar con más facilidad cuadros de Ansiedad o Depresión ante los conflictos o grandes dificultades
  • Sienten cualquier límite como injusto puesto que va en contra de sus deseos
  • Baja capacidad de flexibilidad y adaptabilidad
  • Tienden a pensar de manera radical
  • Se desmotivan fácilmente ante cualquier dificultad
  • Realizan chantaje emocional si no se cumple lo que desean inmediatamente

¿Cómo solucionarlo?

Desde una etapa temprana, para conseguir que el niño tolere la Frustración, los padres deben evitar la sobreprotección y no abusar de la permisividad. Es decir, no ceder ante cualquier requerimiento del niño, de forma que éste siempre consiga lo que quiere y nunca se enfrente a situaciones negativas, problemáticas o frustrantes.

La tolerancia a la Frustración es un aprendizaje que debe consolidarse ya durante etapas tempranas del desarrollo infantil.

La adecuada gestión de la Frustración deviene una actitud y puede trabajarse. Es un estado transitorio y, por tanto, reversible.

Para hacer frente a la Frustración algunas personas participan en el comportamiento pasivo-agresivo, lo que hace difícil identificar las causas originales de su Frustración.

Entre las medidas principales que suelen formar parte del entrenamiento para potenciar una adecuada tolerancia a la Frustración se encuentran:

  • Técnicas de Relajación
  • Psicoterapia
  • Identificación de emociones
  • Realización de ensayos conductuales controlados en los que se simulan escenarios potenciales,
  • Refuerzo positivo de los logros conseguidos por el niño
  • Adquisición de comportamientos alternativos e incompatibles a la reacción de frustración
  • Terapia Racional Emotiva de Albert Ellis: el modelo “Rational Emotive Parental Training (REPT)”. Los objetivos del REPT residen en dotar a los padres de la información relevante sobre el modelo que explica la regulación emocional para que puedan trasmitir estos conocimientos a sus hijos y les sirva como guía para utilizar en situaciones potencialmente desestabilizadoras logrando un adecuado manejo de las emociones suscitadas. Por otra parte, es un instrumento que ofrece un conjunto de información que les posibilita detectar pautas educativas aplicadas erróneas, así como una mayor comprensión sobre las motivaciones que subyacen al comportamiento del niño. Finalmente, esta propuesta pretende facilitar la interiorización de un funcionamiento más activo en relación al afrontamiento y solución de problemas de forma más eficiente.

¿A qué especialista consultar?

El Psicólogo o Psiquiatra, será quien entrene al individuo en la aceptación del evento externo, así como del interno y todo lo relacionado con la Frustración.