Sé consciente de la fuerte relación entre tu mente y tu cuerpo. Aprende a sincronizar tu intención, con tu atención y con tu emoción.
Todos los órganos y tejidos de nuestro cuerpo están inervados por neuronas que controlan su funcionamiento de forma autónoma, es decir, sin que tengamos conciencia de que esto está ocurriendo, por ejemplo: nuestro corazón late sin parar en todo momento.
Lo denominamos el sistema nervioso autónomo. Tiene 2 ramas principales denominadas el sistema simpático y el sistema parasimpático. En general, el sistema simpático tiene funciones opuestas al parasimpático y el correcto funcionamiento de un órgano depende de la interacción permanente y armónica entre estos 2 sistemas.
Por ejemplo, cuando uno realiza ejercicio, los dos sistemas se activan y sincronizan todo el organismo haciendo que el corazón lata más rápido o más despacio según las necesidades que le estemos demandando. Una persona entrenada entonces, tiene un sistema nervioso autónomo entrenado, que sincroniza de forma armónica la mente, los sentimientos, las hormonas, los neurotransmisores, el corazón, el pulmón, los vasos sanguíneos, los músculos, haciendo que trabajen en conjunto, unidos por un propósito, que en este caso es un rendimiento físico, un acto motor.
Es como un director de orquesta que ayuda a los diferentes intérpretes a dar inicio, a mantener el tiempo, el ritmo de una pieza musical y el sentimiento para que su ejecución sea lo más coordinada posible y transmita los sentimientos esperados.
La intención, atención, emoción
La Neurociencia, la Psicología, el Mindfulness, la meditación y varias técnicas milenarias saben de la poderosa conexión mente y cuerpo y por eso nos enseñan a que, en nuestras acciones, cualquiera que sea, debemos sincronizar la intención (propósito de la práctica), la atención (focalización consciente en el momento presente), y la emoción (los sentimientos y gestión de las emociones alrededor de la acción.)
Por la sociedad en que vivimos, el estilo de vida, la inmediatez, la prisa, el concepto de éxito, la preocupación constante por el futuro o la vivencia en el pasado, hace que este sistema en la mayoría esté desbalanceado hacia el lado del sistema simpático (acelerados) y entonces debemos buscar equilibrarlo.
Existen varias formas de regular el Sistema Nervioso Autónomo (SNA) y promover un equilibrio saludable:
Respiración consciente
Es increíble como un acto tan sencillo como la respiración consciente, al menos dos a tres veces al día, es capaz de estimular el tono parasimpático y disminuir el simpático, favoreciendo su regulación. Es por esto por lo que múltiples técnicas como la Yoga, la meditación, la atención plena (Mindfulness), entre otras, utilizan la respiración consciente como una puerta de entrada para prestar atención al cuerpo físico, para centrarnos en el “aquí” y en el “ahora”, logrando conectar la mente con el cuerpo.
Con el tiempo y con un poco más de trabajo, podrá identificar también las emociones alrededor de cada momento y de cada acto; y si sigue por ese camino, podrá incluso trascender a un plano más espiritual, para algunos, un paso a la sanación, al bienestar, a la plenitud o a la conexión con la energía universal.
Ejercicio físico consciente
El ejercicio consciente ayuda a conectar y a llevarnos al momento presente. Los deportes hacen más fácil esta conexión. Al jugar usted tiene que estar concentrado en el juego, en el momento presente, en el balón o la pelota, en la jugada, en la estrategia, en el juego del contrario.
En los deportes individuales es un poco más difícil porque el enfocarse solo depende de usted y en el ejercicio individual es aún más complejo porque se suele realizar sin la concentración adecuada. Ser consciente de la posición del cuerpo, de su respiración, de sus movimientos, de qué tipo de pensamientos están llegando a su mente y que tipo de sentimientos generan estos pensamientos es lo que debe buscar.
El sentir el cuerpo y hacer consciente lo inconsciente es la clave. Cuando usted logra esa integración entre su intención, por ejemplo, ver el espacio para enviar el balón o la pelota, acomodar su cuerpo para ejecutar el gesto motor y unirlo a la confianza y la seguridad de hacerlo, hace más probable que logre el gol o el punto o la moñona.
Relojes inteligentes
Muchos de los relojes inteligentes son capaces de medir la frecuencia cardiaca de forma continua e inclusive tener mediciones de la variabilidad de esta frecuencia (variabilidad de la frecuencia cardiaca), lo cual constituye una forma fiable de medir como está el funcionamiento del Sistema Nervioso Autónomo y esto hace posible que hoy en día, podamos objetivar y observar la relación entre la mente y el cuerpo.
Un ejemplo de éxito es “Andrés” un paciente y amigo, que ha venido analizando su data continua y en donde nos muestra como la frecuencia cardiaca de reposo, la calidad del sueño y la variabilidad cardiaca se alteró subiendo cerca de 8 a 10 latidos su frecuencia basal, disminuyó el tiempo del sueño profundo y disminuyó la variabilidad cardiaca durante el tiempo en que tuvo dificultades y Estrés derivado del trabajo y como mejoran estos indicadores cuando este Estrés es soluciona.