Presbiacusia o pérdida progresiva del oído por la edad

Presbiacusia o pérdida progresiva del oído por la edad

Editado por: el 28/03/2023
 La normal evolución de una Presbiacusia (pérdida auditiva por la edad) es lenta pero progresiva y debemos señalar que no existen manifestaciones ni signos clínicos antes de los 60 años de edad

 

 

 

Demostramos la edad que refleja nuestra audición

 

La pérdida de la capacidad auditiva, suele iniciarse a partir de los 40 años. Es una de las condiciones crónicas más prevalentes en la tercera edad. Este problema en diferente intensidad afecta aproximadamente a la mitad de las personas mayores de 65 años de edad y al 90% de las personas mayores de 80 años.

 

La audición es el primer sentido en ser afectado, así como fue el primero en estar activo desde antes del quinto mes de gestación. En su momento, gracias a él se pudo integrar el lenguaje, el conocimiento y la percepción de todo el mundo exterior mediante un cerebro cuyo destino fue registrar las memorias antiguas y las más recientes.

 

Debido a que la pérdida de la audición en su naturaleza es progresiva, pero gradual, es que generalmente el diagnóstico se hace tarde o se retrasa. La audición cobra un especial interés en la tercera edad, pues tiene un potencial muy importante en la calidad de vida que podamos tener, pues es una de las herramientas diarias que sin querer utilizamos para nuestra comunicación.

 

 

Signos de la Presbiacusia

 

La normal evolución de una Presbiacusia (pérdida auditiva por la edad) es lenta pero progresiva y debemos señalar que no existen manifestaciones ni signos clínicos antes de los 60 años de edad.

 

En todas las personas muy mayores es normal que la Sordera se haga evidente. Podemos distinguir tres estados: uno, donde aún no hay manifestaciones clínicas y pasa desapercibida; dos, en el que existe una incidencia social; y tres, aislamiento.

 

Hay factores que pueden precipitar la Presbiacusia como son: las alteraciones metabólicas, modificaciones de tipo cardiovascular, intoxicaciones exógenas, medicamentos ototóxicos y factores nocivos como la exposición a fueros ruidos.

 

Malos escuchas: oigo, pero no entiendo

 

El oído envejecido no vuelve a la gente sorda, sino malos escuchas: oyen, pero no comprenden bien y esa situación tiende a empeorar porque más adelante perderán además el control de la palabra. Cuando deseen hablar tendrán problemas para encontrar la palabra justa, y cuando ésta llegue, la idea ya se habrá ido.

 

Con un(os) buen(os) audífono(s) en la mayoría de los casos, y con una buena educación auditiva todo vuelve a resurgir, la escucha y la comprensión. En general, el individuo se siente mejor porque el oído ha mejorado su función. Esto conlleva a que la persona retome el gusto por la vida. La mejora en la escucha, está en una optimización de la audición residual.

 

Para que la información se transmita, es necesario hacer trabajar al oído y al cerebro en permanencia. Sólo así es posible mantener la vigilancia, la atención, y el poder de retener y entender todo lo que pasa y lo que se dice alrededor.

 

Por eso es muy importante hacer una revisión con un Especialista Otólogo o Audiólogo que nos evalúe nuestra real capacidad auditiva, para lo cual se requerirá de algunas pruebas que permitan determinar el grado de sordera, así como su causa, que puede ir desde un simple tapón de cerumen, hasta una franca alteración sensorial, incluyendo la Presbiacusia, problemas de la conducción del sonido o causas del sistema nervioso central.

 

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