La importancia del sueño en la infancia
Dormir bien es fundamental en todas las etapas de la vida, pero en la infancia es especialmente crítico.
El sueño no es solo descanso: es un proceso activo en el que el cuerpo y el cerebro del niño crecen, maduran y se autorregulan.
Diversos estudios muestran que durante las fases profundas de sueño se produce una mayor liberación de hormona de crecimiento, clave para el desarrollo físico. De hecho, una gran parte de esta hormona se secreta en las primeras horas de la noche. Por eso, el sueño adecuado influye directamente en el crecimiento, el desarrollo neurológico, el comportamiento y el rendimiento escolar.
¿Cuántas horas deben dormir los niños?
Las necesidades varían según la edad:
- Recién nacidos (0-3 meses): 16-18 horas al día
- Lactantes (4-11 meses): 14-16 horas
- Niños pequeños (1-2 años): 11-14 horas
- Preescolares (3-5 años): 10-13 horas
- Escolares (6-13 años): 9-12 horas
- Adolescentes (14-17 años): 8-10 horas
Sin embargo, muchos niños duermen menos de lo recomendado. Se estima que más del 40-60% de los escolares no alcanzan las horas de sueño necesarias y presentan somnolencia diurna. Factores como el retraso en la hora de acostarse, el uso de pantallas antes de dormir y la falta de rutinas contribuyen a este déficit.
Consecuencias de la falta de sueño en la infancia
Dormir menos de lo necesario no solo causa cansancio:
- Dificultades de atención y aprendizaje: los niños descansados tienen mejor memoria y concentración
- Cambios de comportamiento: el cansancio aumenta la irritabilidad y afecta la convivencia familiar y social
- Problemas de salud a largo plazo: la falta de sueño en la infancia se asocia con Obesidad, riesgo de Hipertensión, alteraciones emocionales y mayor probabilidad de trastornos del sueño en la adultez
¿Cómo ayudar a los niños a dormir mejor?
La buena noticia es que se pueden crear hábitos saludables desde temprano:
- Mantener rutinas predecibles antes de dormir (baño, cuento, luces bajas)
- Procurar un ambiente adecuado: silencioso, oscuro y fresco
- Evitar pantallas al menos 1 hora antes de acostarse
- Respetar los horarios de sueño, incluso fines de semana
- Consultar con el Pediatra si los despertares son excesivos, hay ronquidos intensos o signos de apnea
En resumen, el sueño es tan importante como la alimentación y la actividad física para el desarrollo del niño. Dormir bien significa crecer mejor, aprender más y vivir con mayor bienestar.