La frase “el amor es ciego” ha trascendido generaciones, utilizada comúnmente para describir la forma en que las personas enamoradas tienden a pasar por alto los defectos o señales de advertencia en sus parejas.
Pero, ¿hay evidencia científica que respalde esta creencia popular? La respuesta es sí. Estudios en Neurociencia y Psicología indican que el enamoramiento puede alterar temporalmente la forma en que funciona nuestro cerebro, afectando la percepción, el juicio y la toma de decisiones.
¿Qué sucede en el cerebro cuando nos enamoramos?
Cuando una persona entra en un estado de enamoramiento, se activan regiones cerebrales vinculadas al placer y la recompensa, liberando neurotransmisores como la dopamina, que generan sensaciones de bienestar, euforia y motivación. Paralelamente, según la antropóloga y neurocientífica Helen Fisher, se desactivan áreas clave del cerebro responsables del juicio crítico, la planificación y el miedo.
En particular, la región cerebral encargada de la evaluación de riesgos y el análisis de situaciones complejas —como detectar si la otra persona tiene una vida incompatible, está emocionalmente disponible o si existen señales de alerta— reduce su actividad. Esta desactivación explica por qué, durante el enamoramiento, las personas pueden ignorar aspectos importantes o comprometedores de la relación, como vivir en distintos países o tener valores incompatibles.
La “ceguera” del enamoramiento: una etapa transitoria
Este fenómeno, conocido como "ceguera transitoria del amor", no es permanente. A medida que la relación avanza y se profundiza el vínculo, el cerebro retoma progresivamente su actividad en las zonas relacionadas con la toma de decisiones racionales. Es en esta etapa cuando comienzan a emerger con más claridad las diferencias, dificultades o incluso banderas rojas que antes se pasaban por alto.
Desde la Psicología, esta es una de las razones por las que muchos profesionales recomiendan tomarse tiempo antes de formalizar una relación. Conocer verdaderamente a la otra persona requiere superar la fase inicial del enamoramiento y permitir que el juicio vuelva a estar en equilibrio con la emoción.
¿El amor siempre es ciego?
Aunque el enamoramiento puede nublar el juicio, esto no significa que todas las formas de amor sean ciegas. A medida que las relaciones evolucionan hacia vínculos más estables y conscientes, el amor puede volverse más realista, basado en la aceptación plena del otro, con sus virtudes y sus defectos.
El desafío está en aprender a identificar cuándo estamos en una etapa donde la idealización predomina, y cuándo estamos comenzando a ver al otro con mayor claridad.
El amor, especialmente en su etapa inicial, tiene un componente de ceguera comprobado científicamente. El cerebro, en su intento por reforzar el vínculo emocional, minimiza las señales de advertencia y fomenta una visión idealizada del otro. Entender este proceso puede ayudarnos a tomar decisiones más informadas, saludables y conscientes en nuestras relaciones afectivas.
Si estás atravesando una relación que te genera dudas o emociones intensas difíciles de comprender, acudir con un especialista en Psicología puede ser de gran ayuda para reflexionar con claridad y fortalecer tu bienestar emocional.