Triglicéridos Altos: cuando el cuerpo empieza a guardar lo que no usa

Los Triglicéridos Altos son una señal silenciosa. No buscan asustarte, sino decirte: hay algo que puede cambiar, y aún estás a tiempo.

En la práctica clínica, a veces los exámenes gritan antes que el cuerpo. Unos Triglicéridos elevados no siempre duelen, pero sí nos dicen mucho. Nos hablan de excesos que no se queman, de una energía que se guarda sin propósito, de una vida en la que a veces lo que sobra no se procesa, ni en el cuerpo ni en las emociones.

¿Qué son los Triglicéridos y cuál es su función?

Son grasas que el cuerpo produce a partir de los alimentos. Su función es almacenar energía. Son una especie de “ahorro” metabólico. Pero cuando el cuerpo guarda demasiado y no lo usa ese ahorro se vuelve un peso.

¿Qué se considera un nivel normal?

• Menos de 150 mg/dL es lo ideal
• Entre 150 y 199 mg/dL ya se considera límite
• Más de 200 mg/dL, alerta roja: hay que intervenir

En Medicina Funcional, buscamos valores óptimos, no solo “normales”. Porque el cuerpo da señales mucho antes de enfermar.

¿Cuáles son las causas más frecuentes?

• Exceso de azúcares simples y carbohidratos refinados
• Ingesta excesiva de alcohol
• Dietas ricas en grasas trans
• Sedentarismo
• Hígado graso
• Hipotiroidismo
• Estrés Crónico y cortisol elevado

A veces, incluso lo emocional: “guardo más de lo que expreso, retengo más de lo que libero.”

¿Qué relación tienen con Enfermedades Cardiovasculares?

Los Triglicéridos Altos no vienen solos. Suelen andar de la mano con colesterol alterado, Resistencia a la Insulina e inflamación. Y todo ese combo aumenta el riesgo de:

• Infarto
• Derrames Cerebrales
• Aterosclerosis

Es como si el cuerpo estuviera congestionado, no solo en sus arterias, sino en su capacidad de fluir.

¿Cómo se detectan?

Con una simple analítica de sangre en ayunas. Es parte del perfil lipídico. Pero, además, es clave mirar otros marcadores: Glucosa, Insulina, hígado, inflamación. Todo está conectado.

¿Qué señales pueden alertar?

A menudo, ninguna. Pero a veces aparecen:

• Cansancio o pesadez después de comer
• Dolor en el lado derecho del abdomen (por Hígado Graso)
• Aumento de peso abdominal
• Manchas amarillas en la piel (Xantomas)

Son como pequeñas luces encendidas que dicen: “Revisa cómo estás viviendo, no solo lo que estás comiendo.”

¿Qué opciones terapéuticas existen?

• Cambios nutricionales: más fibra, más colores, menos azúcares
• Movimiento diario
• Ayuno intermitente, si está indicado y bien guiado
• Manejo del Estrés y del sueño
• Suplementos como omega-3, niacina o berberina (según cada caso)
• Tratamiento farmacológico si el riesgo es alto

Pero todo empieza por entender el contexto. No solo bajar el número, sino mirar qué lo generó.

¿Cómo se previene?

• Volviendo a lo simple:
• Comer real, no procesado
• Dormir bien
• Moverse a diario
• Conectar con el cuerpo y sus señales
• No vivir en piloto automático

Porque cuando dejamos de sostener el exceso, el cuerpo deja de necesitar guardarlo.