Innovación en Oncología: La importancia de mirar a los pacientes a los ojos, saber escuchar y dedicarles tiempo

Publicado el: 16/04/2025 Editado por: Luis Ángel Cortina Sánchez el 16/04/2025

La innovación en Oncología ha transformado radicalmente la forma en que se diagnostican, tratan y, en muchos casos, se controlan o curan los distintos tipos de cáncer.


Sin embargo, estos avances científicos y tecnológicos no deben alejarnos de lo esencial: el contacto humano, la empatía y el tiempo de calidad que se brinda a cada paciente.


La innovación como motor del progreso médico

La innovación en Oncología es innegable. El desarrollo de nuevas moléculas, el conocimiento profundo de la biología tumoral y el auge de la Medicina Personalizada han generado resultados antes impensables.


Por ejemplo, hace apenas unas décadas, un paciente con Cáncer de Colon metastásico difícilmente superaba el año de vida. Hoy, gracias a tratamientos dirigidos y terapias adaptadas al perfil genético del tumor, muchos de estos pacientes logran vivir años con buena calidad de vida.


Lo mismo ha ocurrido con la Leucemia Linfoblástica Aguda Infantil, que pasó de tener una tasa de mortalidad cercana al 90% a una tasa de curación del 90% en países como Estados Unidos. Incluso en países como Colombia, las cifras han mejorado notablemente, con tasas de curación del 60% al 70%.


Ejemplos similares se pueden observar en otros tipos de Cáncer, como el de Testículo o el Cáncer de Seno Metastásico, donde la innovación ha convertido diagnósticos antes letales en Enfermedades Crónicas tratables.


El reto del acceso y la responsabilidad social

Pese a estos avances, no se puede ignorar el costo asociado a la innovación. Las nuevas terapias, aunque efectivas, suelen ser costosas, lo cual representa un desafío real, incluso para sistemas de salud en países desarrollados. Este dilema plantea una pregunta ética y médica esencial: ¿en qué pacientes se justifica utilizar todos los recursos disponibles?


En este sentido, la Oncología moderna requiere una profunda responsabilidad social. Se trata de optimizar los recursos, identificar qué pacientes pueden beneficiarse realmente de tratamientos avanzados y evitar el uso inadecuado de terapias que no mejorarán el pronóstico. Esta visión debe estar guiada por el conocimiento científico, pero también por la honestidad médica y la sensibilidad humana.

 

Humanizar la Medicina: más allá de la tecnología

A medida que la Oncología avanza, es fundamental que no se pierda el contacto humano. El médico no debe convertirse en un técnico que interpreta exámenes sin mirar al paciente. La innovación en Oncología no puede ir en contravía del cuidado amoroso y cercano.


Mirar a los pacientes a los ojos es mucho más que un gesto de cortesía: es una herramienta clínica invaluable. Una mirada puede comunicar emociones, temores, necesidades y estados anímicos que no aparecen en una tomografía o un análisis de laboratorio.


Escuchar con atención, tomar la mano del paciente, brindarle palabras de aliento y permitir que exprese sus dudas o miedos son actos de profunda relevancia médica y humana.

 

La empatía como pilar de la relación médico-paciente

Establecer una buena relación médico-paciente es fundamental para el éxito de cualquier tratamiento. La empatía no es opcional: es un componente esencial del acto médico. Cuando esta conexión no se logra, el proceso terapéutico se ve afectado. En algunos casos, lo más honesto y responsable es sugerir que otro profesional continúe la atención, si eso significa mejorar el bienestar emocional del paciente.


El Oncólogo debe reconocer que, aunque tenga el conocimiento y la experiencia, también es un ser humano frente a otro ser humano. Ser humilde, aceptar los propios límites, consultar a otros colegas y, si es necesario, derivar a un experto, son señales de madurez y compromiso ético.

 

El tiempo: un recurso valioso e indispensable

En un contexto donde los tiempos de consulta son cada vez más limitados, surge otro reto importante. Evaluar, escuchar, explorar y explicar en 20 minutos es insuficiente. No se trata solo de formular un tratamiento, sino de comprender la historia de vida que acompaña a cada diagnóstico.


La medicina no debe ser vista como un negocio, sino como un servicio humano, especialmente en un campo tan delicado como la Oncología. La calidad del tiempo que se dedica al paciente influye directamente en su bienestar, en la adherencia al tratamiento y en su confianza hacia el equipo médico.

 

La esperanza como parte del tratamiento oncológico

Uno de los mensajes más poderosos que puede transmitir un Oncólogo es que la vida no se mide únicamente en cantidad, sino en calidad. Aunque no siempre se pueda garantizar la curación, sí es posible acompañar al paciente en su proceso, ayudarle a vivir con dignidad, confort y propósito. Muchos pacientes enseñan a sus médicos sobre el valor de cada día, sobre la resiliencia y sobre lo que verdaderamente importa en la vida.


La innovación en Oncología ha permitido vivir más y, en muchos casos, vivir mejor. Pero solo será completa si se acompaña de humanidad, empatía y tiempo. Porque en el centro de toda innovación médica debe seguir estando la persona: el paciente que mira a los ojos en busca de respuestas, consuelo y esperanza.

Oncología Médica en Bogotá

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