Procedimiento quirúrgico dental común que implica la remoción de los cuatro dientes posteriores ubicados en la parte más profunda de la boca, tanto en la mandíbula superior como en la inferior.
¿Cuáles son las indicaciones más comunes para la Extracción de Cordales?
Generalmente, la indicación más frecuente en los pacientes es la presencia de dolor, el cual suele asociarse a una patología llamada Pericoronitis. Esta consiste en la inflamación de los tejidos que rodean el tercer molar en erupción. En muchas ocasiones, dicha erupción por sí sola puede generar dolor e inflamación, siendo esta una de las causas más comunes para indicar la extracción.
Otras indicaciones incluyen la presencia de un tercer molar angulado que pueda afectar al segundo molar, generando procesos de caries o provocando la reabsorción de su raíz, lo cual también es bastante común. Asimismo, pueden observarse procesos tumorales o quísticos asociados a un tercer molar retenido.
Adicionalmente, hay casos en los que el paciente requiere una Cirugía Ortognática en el futuro, para lo cual es necesario extraer previamente el tercer molar. Esto también aplica a pacientes que serán sometidos a tratamientos de ortodoncia o a ciertos tipos de rehabilitación. Estas son las indicaciones más habituales para proceder con la extracción de terceros molares.
¿Qué factores determinan si un paciente necesita la Extracción de Cordales?
El dolor es generalmente el factor determinante para la mayoría de los pacientes, ya que suele estar asociado a la erupción parcial del molar, lo cual puede llevar a una infección o inflamación. Lamentablemente, la consulta médica suele realizarse cuando la situación ya se ha complicado, por lo que el dolor representa una de las principales razones que justifican la extracción.
Otro factor importante es la angulación del tercer molar. Si este se encuentra muy inclinado, es evidente que no logrará una erupción adecuada ni una correcta posición en la cavidad oral, lo que también convierte a la extracción en una necesidad.
En la actualidad, las extracciones quirúrgicas de terceros molares con fines profilácticos han cobrado mayor relevancia, dado que se conoce que en el futuro estos molares suelen generar patologías. Por ello, es fundamental que tanto padres como profesionales de la salud identifiquen la necesidad de realizar estas extracciones en pacientes jóvenes, adultos jóvenes o adolescentes, para evitar procedimientos más complejos a largo plazo.
Sin embargo, no todos los pacientes requieren extracción de terceros molares. En algunos casos, personas mayores de 30, 35 o 40 años, completamente asintomáticas y con terceros molares incluidos en el hueso, sin afectación de la encía ni sintomatología, pueden ser candidatas a mantener dichos molares. La decisión se toma en base a una evaluación de riesgos, determinando si es más conveniente extraer o conservar el molar.
¿Qué tipo de radiografías o imágenes se utilizan para evaluar la posición de los Cordales antes de recomendar la extracción?
La Radiografía más utilizada es la Radiografía Panorámica, la cual permite observar ambos maxilares y las estructuras dentarias en su totalidad, siendo la herramienta diagnóstica inicial.
No obstante, en ciertas situaciones es necesario obtener una visión más amplia y precisa de las estructuras anatómicas adyacentes, por lo que se recurre a tomografías. Estas imágenes tridimensionales permiten analizar el volumen y la relación del tercer molar con otras estructuras cercanas.
¿Cuáles son las diferentes técnicas que se emplean para la Extracción de Cordales?
Existen diversas técnicas para la Extracción de Cordales. Lo esencial es procurar que el procedimiento sea lo más simple posible para el paciente. Se diferencian entre técnicas simples y quirúrgicas, según el grado de complejidad.
Cuando el tercer molar está completamente cubierto por tejido gingival o hueso, es necesario aplicar técnicas quirúrgicas o abiertas. En el lenguaje quirúrgico, se hace referencia a técnicas cerradas cuando no es necesario acceder al hueso, y técnicas abiertas cuando se requiere retirar tejido óseo para acceder al molar.
¿Cuáles son las recomendaciones estándar para el cuidado posoperatorio después de una Extracción de Cordales?
Existe un protocolo estandarizado que los pacientes deben seguir tras una extracción. Lo primero es cumplir con las recomendaciones médicas, especialmente en cuanto al uso de medicamentos prescritos por el cirujano, como antibióticos y antiinflamatorios.
También se recomienda el uso de enjuagues bucales para reducir la flora bacteriana oral, así como la aplicación de hielo en la zona maxilar durante las primeras 36 a 48 horas posteriores a la cirugía.
Es fundamental llevar una dieta blanda durante los siguientes 8 a 10 días, evitar el ejercicio físico intenso en ese mismo período, mantener una excelente higiene bucal, y evitar acostarse en posición horizontal durante los primeros dos o tres días, ya que esta postura puede incrementar la inflamación.
¿Cuáles son los signos de complicaciones que los pacientes deben vigilar después del procedimiento?
Como en cualquier procedimiento quirúrgico, la extracción de terceros molares puede generar complicaciones. Entre los signos de alarma se encuentra la Fiebre, que no es habitual en un postoperatorio convencional.
Otros síntomas preocupantes incluyen dolor intenso persistente, Hemorragias importantes, presencia de secreción purulenta en la herida quirúrgica, o heridas que no cicatrizan adecuadamente con el paso de los días. Estos signos deben motivar una consulta médica inmediata.
¿Existen consideraciones especiales o condiciones médicas subyacentes que podrían influir en la decisión de realizar una Extracción de Cordales?
Se recomienda evitar la Extracción de Terceros Molares en pacientes de edad avanzada. Con el envejecimiento, el hueso se vuelve más denso y las raíces pierden el ligamento periodontal, lo que provoca que los dientes se adhieran más al hueso y la extracción se torne más compleja.
En pacientes mayores de 50 o 60 años, el riesgo de complicaciones aumenta significativamente. Además, condiciones sistémicas como Enfermedades Cardiovasculares, Diabetes, uso de medicamentos antirresortivos (empleados en casos de Osteoporosis), y Enfermedades Autoinmunes, también influyen negativamente en el proceso de cicatrización y elevan el riesgo de infección o sangrado.
Otra consideración importante es la proximidad del tercer molar al nervio dentario inferior. Este nervio recorre el hueso mandibular y puede verse comprometido durante la extracción, especialmente si las raíces del molar están en contacto directo con él. Dañar este nervio puede resultar en una pérdida de sensibilidad.
Por todo lo anterior, cuando se trata de pacientes mayores de 35 o 40 años con molares cercanos al nervio dentario, se prefiere no realizar la extracción. Asimismo, si el diente está completamente rodeado de hueso, el paciente es asintomático y presenta encías sanas, se debe valorar cuidadosamente si realmente se justifica intervenir, siempre priorizando la ética y el juicio clínico.