La Esclerosis Múltiple es una enfermedad neurológica crónica de origen autoinmune, en la que el sistema inmunológico ataca por error estructuras propias del organismo.
En particular, afecta a la mielina, una sustancia fundamental para el funcionamiento del Sistema Nervioso Central, ya que facilita la conducción de los impulsos nerviosos entre el cerebro, la médula espinal y otras partes del cuerpo. Este daño interfiere con la comunicación neuronal y genera síntomas diversos que pueden alterar significativamente la calidad de vida de quienes la padecen.
¿Qué es la Mielina y por qué es importante?
La Mielina es una capa protectora compuesta por proteínas y lípidos que recubre las fibras nerviosas. Su función principal es acelerar la transmisión de los impulsos eléctricos a lo largo de los nervios.
Cuando el sistema inmune la ataca y destruye —como ocurre en la Esclerosis Múltiple—, esta transmisión se vuelve lenta o incluso se interrumpe por completo, lo que da lugar a síntomas neurológicos que pueden variar ampliamente entre los pacientes.
Causas: una interacción entre genética y ambiente
Aunque no existe una causa única, la Esclerosis Múltiple surge de una combinación de predisposición genética y factores ambientales. Entre los factores de riesgo más importantes se encuentran:
- Infección por el virus de Epstein-Barr
- Niveles bajos de vitamina D
- Obesidad en la adolescencia
- Tabaquismo
- Alteraciones en la Microbiota Intestinal
Cuando estos elementos coinciden en una persona genéticamente susceptible, se incrementa el riesgo de desarrollar la enfermedad.
Manifestaciones clínicas
Los síntomas de la Esclerosis Múltiple son el resultado de la inflamación y daño en diversas estructuras del sistema nervioso, como el cerebro, la Médula Espinal y el tallo cerebral. Entre las manifestaciones más frecuentes se encuentran:
- Visión borrosa o doble
- Pérdida de sensibilidad o debilidad en extremidades
- Inestabilidad al caminar
- Problemas para controlar esfínteres
- Sensación de Vértigo
Estos síntomas pueden aparecer de forma intermitente (brotes) o progresiva, dependiendo de la fase de la enfermedad.
Curso y fases de la enfermedad
Tradicionalmente, la Esclerosis Múltiple se ha clasificado en distintos subtipos, como:
- Esclerosis Múltiple Remitente-Recurrente
- Esclerosis Múltiple Secundaria Progresiva
- Esclerosis Múltiple Primaria Progresiva
Sin embargo, actualmente se tiende a entender la enfermedad como un espectro continuo con una misma base inmunopatológica. La diferencia principal radica en la expresión clínica y en el predominio de mecanismos inflamatorios en las fases tempranas, frente a procesos neurodegenerativos en etapas más avanzadas.
La forma más común, la Recurrente-emitente, suele comenzar entre los 29 y 31 años, mientras que las formas progresivas suelen aparecer hacia los 40 años. Esta diferencia está relacionada con la capacidad del sistema nervioso para repararse, que disminuye con la edad.
Tratamiento de la Esclerosis Múltiple: un enfoque integral y personalizado
La Esclerosis Múltiple es una enfermedad tratable, aunque no curable. En la actualidad existe un amplio arsenal terapéutico, con más de una docena de medicamentos aprobados en Latinoamérica. Estos tratamientos se dividen en:
- Fármacos orales
- Tratamientos inyectables
- Terapias intravenosas en centros especializados
Los objetivos principales del tratamiento son:
- Reducir la frecuencia e intensidad de los brotes
- Prevenir o ralentizar la progresión de la discapacidad
- Tratar eficazmente los episodios agudos
La elección del tratamiento depende de múltiples factores, como la edad del paciente, la forma clínica de la enfermedad y el perfil de riesgo. Cada vez más se favorece el uso temprano de fármacos de alta eficacia, ya que han demostrado mejores resultados a largo plazo.
Diagnóstico precoz: clave para preservar la funcionalidad
Dado que la Esclerosis Múltiple puede llevar con el tiempo a una discapacidad progresiva, el diagnóstico y tratamiento tempranos son fundamentales. Detectar la enfermedad en sus primeras fases permite iniciar terapias que mejoran la evolución clínica y ayudan a mantener la mayor funcionalidad y calidad de vida posibles.
La Esclerosis Múltiple es una enfermedad compleja, pero los avances en su comprensión y tratamiento han transformado su pronóstico. Hoy en día, muchas personas con esta condición pueden llevar una vida activa y plena gracias a una atención médica oportuna y personalizada de especialistas en Neurología.