Aunque muchos padres desconocen su existencia, la displasia del desarrollo de la cadera es una de las alteraciones congénitas más comunes en la infancia. Su detección oportuna puede marcar la diferencia entre una infancia saludable o una vida adulta con dolor, limitaciones físicas e incluso la necesidad de cirugía.
La Enfermedad Congénita más común de los miembros inferiores en bebés
La Displasia del Desarrollo de la Cadera (DDC) es la Enfermedad Congénita más común de los miembros inferiores en la infancia. Se trata de una alteración en la que el acetábulo (la cavidad de la pelvis) no cubre adecuadamente la cabeza del fémur, afectando la estabilidad y el desarrollo normal de la articulación de la cadera.
Esta patología puede provocar consecuencias graves a largo plazo, como Discapacidad, Artrosis e incluso la necesidad de Reemplazos Articulares en etapas avanzadas de la vida. De hecho, la Displasia de Cadera es la principal causa de Artrosis en adultos y una de las razones más frecuentes para realizar Cirugías de Prótesis en personas mayores.
Un espectro amplio con riesgo de pasar desapercibido
Una de las principales complicaciones en el diagnóstico temprano de esta condición es que el examen físico puede parecer normal, especialmente cuando no hay una Luxación evidente.
La Displasia de Cadera se considera un espectro de alteraciones, que incluye:
- Displasia Pura: sin pérdida de las relaciones articulares
- Subluxación: pérdida parcial del contacto entre el acetábulo y la cabeza femoral
- Luxación: pérdida total de las relaciones articulares
Afortunadamente, la Displasia Pura es la forma más frecuente en la infancia y es comúnmente diagnosticada por los Ortopedistas Pediátricos.
Diagnóstico oportuno: la clave para un tratamiento efectivo
Dado que la Displasia puede no presentar signos visibles o síntomas al nacimiento, los especialistas recomiendan un Tamizaje universal para todos los recién nacidos. Este incluye:
- Ecografía de Caderas entre las 4 y 6 semanas de vida
- Si no se realiza la Ecografía, se sugiere una Radiografía Simple entre los 3 y 4 meses de edad
La edad del diagnóstico es determinante, ya que mientras más pronto se detecte, mejor será el pronóstico y más efectivo el tratamiento.
Tratamiento según la etapa y edad del paciente
En menores de 6 meses
Cuando se diagnostica una Displasia Pura en un bebé menor de 6 meses, se puede utilizar un Arnés Ortopédico para mantener las caderas en una posición de apertura (abducción) y flexión. Esta posición favorece el desarrollo del acetábulo y la correcta cobertura de la cabeza femoral.
El Arnés de Pavlik es el más común. Se compone de correas que se ajustan a los hombros y muslos del bebé, permitiendo mantener una postura adecuada sin forzar la articulación.
Después de los 6 meses
En bebés mayores de 6 meses, se suelen emplear Férulas más rígidas como la Férula de Milgram (Milg), que tiene la misma función: mantener la cadera en una posición favorable para su desarrollo.
Consecuencias de no tratar esta condición
No tratar la Displasia de Cadera puede derivar en múltiples complicaciones a corto y largo plazo:
- Artrosis temprana: desgaste del cartílago articular que provoca dolor y pérdida de movilidad
- Dolor Crónico en la cadera: con limitaciones funcionales que afectan la calidad de vida
- Acortamiento de extremidades: que puede impactar la marcha y el equilibrio
- Necesidad de cirugías mayores: incluyendo Reconstrucciones Articulares o Reemplazos Totales de Cadera.
Cada caso requiere una valoración individualizada por parte de un especialista para definir el mejor enfoque terapéutico.
El Tamizaje y seguimiento son esenciales
La Displasia de Cadera es una condición prevenible si se diagnostica a tiempo. Todos los niños deben ser evaluados con estudios de imagen en los primeros meses de vida para detectar a tiempo esta patología.
Con un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado, es posible lograr la curación completa, evitando complicaciones futuras y asegurando un desarrollo saludable para el niño.