La Artrosis es la Enfermedad Articular más frecuente en el mundo, afectando principalmente cadera y rodilla. Se caracteriza por el desgaste progresivo del cartílago y cambios en el hueso subcondral, lo que provoca dolor, rigidez y pérdida de función.
Síntomas generales
La manifestación inicial de la Artrosis suele ser un dolor que aparece con los movimientos habituales de la articulación afectada. Esta molestia, al principio intermitente, se agrava con la actividad física y mejora con el reposo.
Con el avance de la enfermedad, el dolor puede volverse constante, acompañarse de inflamación local y limitar la amplitud de movimiento. La rigidez matinal y la sensación de crepitación (crujido articular) también son frecuentes.
Artrosis de Cadera
En la cadera, el dolor se localiza principalmente en la región inguinal anterior (la raíz del muslo) y puede irradiarse hacia la cara interna de la pierna o glúteos. La cojera es un signo característico, así como la rigidez al iniciar la marcha después de estar sentado.
Los movimientos de rotación interna y abducción (apertura lateral) del muslo se ven muy limitados y dolorosos, dificultando actividades tan cotidianas como vestirse o subir escaleras.
Artrosis de Rodilla
La Artrosis de Rodilla se presenta con dolor en la parte anterior (alrededor de la rótula) o posterior de la articulación. Este dolor se intensifica al flexionar o extender la rodilla y es especialmente notable al subir o bajar escaleras, levantarse de una silla o caminar en pendientes.
La inflamación y la rigidez articular pueden generar sensación de inestabilidad y, en fases tardías, Deformidad en Valgo o Varo de la rodilla.
Tratamientos en fases iniciales
Cuando la Artrosis está en sus etapas iniciales, el tratamiento se centra en aliviar el dolor y frenar el daño articular:
- Rehabilitación funcional: programas de Fisioterapia adaptados a cada paciente, que incluyen ejercicios de fortalecimiento muscular, estiramientos y técnicas para mejorar la movilidad
- Analgésicos y antiinflamatorios: medicación oral o tópica para controlar el dolor y la inflamación
- Artroscopias: intervenciones mínimamente invasivas para limpiar fragmentos de cartílago suelto o reparar meniscos, en caso de rodilla
- Osteotomías correctoras: procedimientos quirúrgicos que modifican el eje de la pierna o el atlas femoral, redistribuyendo las cargas y retrasando la progresión del desgaste
Tratamientos en fases avanzadas
En etapas avanzadas, cuando el dolor limita seriamente la calidad de vida y la funcionalidad, se recurren a:
- Terapias conservadoras prolongadas: rehabilitación intensiva, Terapias Alternativas (Ultrasonido, Láser, Acupuntura) y manejo del dolor multimodal
- Reemplazo Articular (Artroplastia): sustitución de la articulación dañada por una Prótesis de metal y polietileno, o de cerámica. Este procedimiento mejora drásticamente la movilidad y alivia el Dolor Crónico. Se realizan incisiones amplias para garantizar la correcta colocación de los componentes
Cirugía Protésica: procedimiento y materiales
La Artroplastia de Cadera y Rodilla es la solución definitiva para la Artrosis severa. Las Prótesis modernas combinan aleaciones de titanio o acero inoxidable con un inserto de polietileno de alta densidad, o bien con componentes cerámicos de última generación.
Estas piezas resisten el desgaste y permiten recuperar una función cercana a la fisiológica, con un posoperatorio enfocado en Fisioterapia temprana para optimizar resultados.
Factores que aceleran la Artrosis
Al margen del envejecimiento natural, existen elementos que predisponen a un inicio más temprano o a una progresión más rápida:
- Obesidad: aumenta la carga sobre caderas y rodillas, acelerando el desgaste del cartílago
- Alteraciones estructurales: Displasias de Cadera, mal alineamientos de rodilla (Genu Varo o Valgo)
- Patologías reumáticas: Lupus, Artritis Reumatoide u otras Enfermedades Inflamatorias Crónicas
- Traumatismos previos: Fracturas o Lesiones Meniscales no tratadas correctamente pueden desencadenar Artrosis Postraumática
Importancia del ejercicio y el control de peso
La práctica regular de ejercicio moderado, adaptado a las capacidades de cada persona, fortalece los músculos que rodean la articulación y mejora la lubricación del cartílago.
Actividades como la natación, el ciclismo o la marcha nórdica resultan ideales. Además, mantener un peso corporal adecuado reduce la sobrecarga articular y disminuye el riesgo de progresión de la Artrosis.
Prevención y cuidados a largo plazo
Un estilo de vida saludable (dieta equilibrada, ejercicio constante y control médico periódico) es clave para prevenir el inicio prematuro de la Artrosis y retardar su evolución. Visitar al Ortopedista ante los primeros síntomas permite implementar medidas tempranas y personalizadas, optimizando el pronóstico y la calidad de vida.