Asma Bronquial: abordaje clínico, terapéutico y pronóstico

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Escrito por: La redacción de Top Doctors
Publicado el: 12/04/2025 Editado por: Amairani Rua el 14/04/2025

El Asma es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías respiratorias que afecta tanto a niños como a adultos. Se manifiesta con síntomas respiratorios recurrentes como disnea (falta de aire), Tos, Sibilancias (silbidos en el pecho) y opresión torácica, lo que puede afectar significativamente la calidad de vida de los pacientes si no se controla adecuadamente.


El manejo del Asma requiere una combinación de diagnóstico clínico, Pruebas Funcionales Respiratorias, control ambiental, y tratamiento farmacológico ajustado a la severidad de los síntomas.


¿Qué es el Asma y cómo se manifiesta?

El Asma es una enfermedad caracterizada por una inflamación crónica de las vías aéreas que genera una hiperreactividad bronquial. Esto significa que los bronquios se vuelven más sensibles y responden de manera exagerada a ciertos estímulos, causando estrechamiento de las vías respiratorias y síntomas respiratorios que pueden ser leves o graves.


Principales síntomas del Asma

Los síntomas más frecuentes del Asma incluyen:

  • Disnea (falta de aire): suele presentarse de manera intermitente, aunque en algunos casos puede volverse progresiva
  • Tos: especialmente durante la noche o en la madrugada, de forma persistente o intermitente
  • Sibilancias: sonidos agudos o “pitos” en el pecho, audibles durante la espiración
  • Opresión torácica: sensación de peso o presión en el pecho
  • Dificultad para realizar ejercicio físico: en algunos casos, el Asma se manifiesta o empeora con la actividad física (Asma inducida por ejercicio)


Estos síntomas pueden empeorar con la exposición a factores desencadenantes, lo que se conoce como exacerbaciones asmáticas.


Factores desencadenantes y causas del Asma

El Asma tiene una etiología multifactorial. Entre los factores de riesgo más comunes se encuentran:

Factores genéticos

La predisposición genética juega un papel fundamental. Los antecedentes familiares de Asma, Rinitis Alérgica, Dermatitis Atópica u otras enfermedades alérgicas aumentan significativamente el riesgo de desarrollar Asma.

Factores ambientales

  • Alérgenos inhalados: como ácaros del polvo, epitelio de gatos o perros, polen y moho
  • Contaminantes ambientales: como el humo de tabaco, emisiones vehiculares, combustibles de biomasa (como la leña o el carbón)
  • Exposición a irritantes químicos: como detergentes, cloro, pinturas o disolventes
  • Infecciones respiratorias virales (especialmente en la infancia)
  • Cambios bruscos de temperatura o clima
  • Ejercicio físico intenso, especialmente en ambientes fríos o secos


La combinación de estos factores con la susceptibilidad individual genera una inflamación persistente de las vías respiratorias y episodios recurrentes de obstrucción bronquial.


Diagnóstico del Asma

El diagnóstico del Asma se basa en la historia clínica, el examen físico y la realización de Pruebas Funcionales Respiratorias.

Pruebas diagnósticas

  • Espirometría: es la prueba principal para evaluar la función pulmonar. Mide el volumen de aire que el paciente puede exhalar forzadamente y la velocidad del flujo. Se utiliza para detectar obstrucción de las vías respiratorias y su reversibilidad con broncodilatadores
  • Test de broncoprovocación: permite evaluar la hiperreactividad bronquial. Se indica en casos donde la espirometría basal es normal, pero persiste la sospecha clínica
  • Fracción espirada de óxido nítrico (FeNO): mide la inflamación eosinofílica en las vías respiratorias, útil especialmente en pacientes con Asma alérgica
  • Pruebas alérgicas (prick test o IgE sérica): permiten identificar sensibilización a alérgenos específicos

El diagnóstico debe siempre ser realizado por un médico con experiencia en Enfermedades Respiratorias, ya que otras condiciones pueden simular los síntomas del Asma.


Tratamiento del Asma

El tratamiento del Asma tiene como objetivo reducir la inflamación bronquial, prevenir las exacerbaciones y mejorar la calidad de vida del paciente. Se basa en una estrategia escalonada, adaptando el tipo y la dosis del tratamiento según la gravedad y el control de los síntomas.

Tratamiento farmacológico

Corticoides inhalados (CI)

Son el pilar del tratamiento del Asma. Actúan reduciendo la inflamación de las vías respiratorias y previniendo las crisis. Se usan en dosis más bajas en niños, y deben ser administrados regularmente, incluso cuando no haya síntomas.

Broncodilatadores beta-2 agonistas

  • De corta acción (SABA): como el salbutamol, usados para el alivio rápido durante las crisis asmáticas
  • De larga acción (LABA): como el formoterol, se utilizan en combinación con corticoides inhalados para el tratamiento de mantenimiento

Antileucotrienos

Como el montelukast, que ayuda a reducir la inflamación y puede ser útil especialmente en Asma Alérgica o inducida por ejercicio.

Antihistamínicos

Útiles cuando el Asma se asocia con Rinitis Alérgica.

Biológicos

En adultos y algunos niños con Asma grave no controlada, se pueden usar tratamientos biológicos como omalizumab (anti-IgE) o mepolizumab (anti-IL-5), que bloquean vías inflamatorias específicas.

Tratamiento no farmacológico

  • Control ambiental: evitar los factores desencadenantes conocidos (alérgenos, humo, contaminantes)
  • Educación del paciente y la familia: sobre el uso correcto de los inhaladores, identificación de síntomas de alerta y manejo en crisis
  • Plan de acción personalizado: con indicaciones específicas sobre qué hacer ante la aparición de síntomas


Importancia del seguimiento médico

El seguimiento por parte de un especialista en Neumología o Alergología es esencial para:

  • Ajustar el tratamiento según el control de síntomas
  • Prevenir exacerbaciones severas que pueden requerir atención de urgencias o incluso ingreso en cuidados intensivos
  • Evitar complicaciones como insuficiencia respiratoria o deterioro irreversible de la función pulmonar


Los pacientes con Asma no controlada tienen un mayor riesgo de hospitalización, ausentismo escolar o laboral, y deterioro en su calidad de vida. Por ello, un manejo integral y continuo es clave para lograr un control adecuado.


Pronóstico y calidad de vida

El Asma es una enfermedad crónica, pero en la mayoría de los casos se puede controlar eficazmente. Con el tratamiento adecuado, la mayoría de los pacientes pueden llevar una vida activa y sin limitaciones significativas. No obstante, el pronóstico depende de múltiples factores como la edad de inicio, la adherencia al tratamiento, la presencia de comorbilidades y la capacidad para evitar desencadenantes.


Un diagnóstico preciso, el control ambiental, el uso racional de medicamentos y el seguimiento especializado son fundamentales para prevenir complicaciones y mejorar el pronóstico. Educar al paciente y su entorno también es crucial para garantizar una buena calidad de vida a largo plazo. El Asma no se cura, pero con el manejo correcto, puede ser perfectamente controlada.

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