La Artritis Reumatoide es una Enfermedad Inflamatoria Crónica de origen Autoinmune, lo que significa que el propio sistema inmunológico del cuerpo ataca por error a sus tejidos, especialmente las articulaciones.
Esta condición no tiene cura, pero su diagnóstico temprano y tratamiento adecuado pueden mejorar significativamente la calidad de vida de quienes la padecen.
¿Qué es la Artritis Reumatoide?
Se trata de una patología en la que el sistema inmunológico genera autoanticuerpos, es decir, defensas que atacan tejidos del propio cuerpo. En el caso de la Artritis Reumatoide, el blanco principal son las articulaciones, donde se genera una inflamación que afecta estructuras como el cartílago y la membrana sinovial.
Esto puede llevar a inflamación, dolor, rigidez y, con el tiempo, a un daño estructural progresivo, deformidad y pérdida de la función articular.
Aunque las articulaciones son el sitio más afectado, la enfermedad también puede comprometer otros órganos, como los ojos, los pulmones y el sistema cardiovascular, lo que la convierte en una afección sistémica.
Criterios diagnósticos de la Artritis Reumatoide
El diagnóstico de la Artritis Reumatoide se basa en los criterios ACR/EULAR 2010, ampliamente aceptados a nivel mundial. Estos criterios consideran varios aspectos, y se otorga un puntaje acumulativo basado en:
- Número de articulaciones afectadas
- Presencia de autoanticuerpos específicos (marcadores inmunológicos)
- Elevación de reactantes de fase aguda (como la proteína C reactiva -PCR- y la velocidad de sedimentación globular -VSG-)
- Duración de los síntomas (más de 6 semanas indica cronicidad)
Un puntaje de 6 o más sobre 10 permite clasificar a un paciente como portador de Artritis Reumatoide.
Estudios complementarios y herramientas diagnósticas
Además de los análisis clínicos y de laboratorio, se utilizan herramientas como la Ecografía Musculoesquelética, que permite identificar inflamación articular (Sinovitis) incluso en etapas tempranas y no evidentes al examen físico. La Resonancia Magnética también ha mostrado utilidad para el seguimiento detallado de la progresión de la enfermedad.
En la actualidad, se están investigando marcadores genéticos y epigenéticos, así como alteraciones moleculares, con el fin de mejorar el diagnóstico precoz.
Tratamiento de la Artritis Reumatoide
El manejo de esta enfermedad requiere un enfoque integral. Existen tres grandes grupos de medicamentos utilizados para su tratamiento:
Antiinflamatorios
Son útiles para controlar los síntomas como el dolor y la inflamación, pero no modifican el curso de la enfermedad.
Fármacos modificadores de la enfermedad (FAME o DMARDs)
Estos medicamentos actúan directamente sobre los mecanismos inmunológicos subyacentes a la enfermedad, ayudando a frenar la progresión. Entre ellos se encuentran, algunos como, Metotrexato, Sulfasalazina, Leflunomida o Hidroxicloroquina.
Son esenciales en el tratamiento temprano y de mantenimiento.
Terapias biológicas y moléculas dirigidas
Están indicadas en pacientes que no responden adecuadamente a las terapias convencionales. Estas incluyen:
- Fármacos biológicos, que bloquean moléculas inflamatorias específicas como el factor de necrosis tumoral (TNF)
- Inhibidores de vías intracelulares que actúan sobre rutas moleculares dentro de las células inmunes
A pesar de los avances, la investigación continúa para encontrar nuevas moléculas y blancos terapéuticos más eficaces.
Más allá de los medicamentos: Enfoque multidisciplinario y cuidados no farmacológicos
El tratamiento ideal de la Artritis Reumatoide va más allá de los medicamentos. Requiere un equipo multidisciplinario que puede incluir:
- Reumatólogo, como especialista principal
- Nutricionista, para fomentar una alimentación antiinflamatoria, baja en alimentos procesados y azúcares, y controlar el sobrepeso y la actividad física adaptada
- Psicólogo o psiquiatra, dada la carga emocional que implica una enfermedad crónica, ayuda a controlar la Ansiedad y la Depresión comunes en estos pacientes
- Odontólogo, ya que la salud periodontal puede estar relacionada con la aparición y evolución de la enfermedad
También es fundamental evitar factores de riesgo como el tabaquismo, que se ha asociado tanto al inicio como al empeoramiento de la enfermedad.
Investigación y futuro
La Artritis Reumatoide puede afectar el bienestar emocional, ya sea por el dolor crónico, las limitaciones físicas o la incertidumbre del futuro. Por ello, el soporte psicológico y el acompañamiento continuo son piezas clave en el tratamiento integral del paciente.
La ciencia sigue explorando nuevas terapias: desde nuevos blancos moleculares hasta técnicas de imagen más precisas. También se investiga la genética y la biología molecular para detectar la enfermedad de forma más temprana y personalizada.