Es una emoción humana normal que se experimenta en respuesta al Estrés o a situaciones percibidas como peligrosas o desafiantes.
Hay momentos en que el cuerpo corre, pero tú no sabes hacia dónde. La respiración se acelera, el pecho se cierra, la mente se llena de escenarios que aún no han pasado. Eso es la Ansiedad, una anticipación intensa, un miedo sin forma clara, un sistema nervioso que siente que no puede bajar la guardia. No es locura. Es un mensaje.
¿Qué es la Ansiedad desde el punto de vista médico?
Es una respuesta fisiológica normal ante una amenaza. Pero cuando esa respuesta se vuelve constante, desproporcionada o aparece sin razón evidente, se transforma en un trastorno de Ansiedad. No es falta de carácter: es un desajuste entre lo que el cuerpo percibe y lo que realmente ocurre.
¿Qué tipos de Trastornos de Ansiedad existen?
- Ansiedad generalizada: preocupación excesiva, persistente, por muchas cosas
- Ataques de Pánico: ataques súbitos de miedo intenso, con síntomas físicos fuertes
- Fobias específicas: miedo irracional ante objetos o situaciones concretas
- Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC): pensamientos repetitivos y rituales compulsivos
- Ansiedad Social: miedo intenso al juicio de otros
- Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT): ansiedad tras una experiencia traumática
A veces no encaja en un solo nombre. Pero siempre merece ser mirada con compasión.
¿Cuáles son las causas o detonantes?
- Desequilibrios neuroquímicos (dopamina, serotonina, GABA)
- Trauma o experiencias de inseguridad temprana
- Estrés Crónico
- Problemas hormonales o digestivos
- Desconexión con el cuerpo y exceso de vida mental
- Estilos de vida sobreexigentes, sin descanso ni pausa
El cuerpo no solo reacciona al presente también guarda memorias del pasado y miedos del futuro.
¿Puede tener origen físico?
Sí. Muchas veces la Ansiedad se activa o intensifica por condiciones como:
- Hipertiroidismo
- Deficiencia de magnesio o B12
- Intolerancias Alimentarias
- Disbiosis Intestinal (el intestino también se angustia)
- Trastornos Hormonales (Síndrome Premenstrual)
- Hipoglucemia o Resistencia a la Insulina
Buscaremos esas raíces biológicas junto con las emocionales.
¿Cuáles son los síntomas físicos más comunes?
- Palpitaciones
- Tensión muscular
- Sudoración
- Respiración agitada o superficial
- Dolor en el pecho
- Mareo
- Náuseas o malestar digestivo
- Sensación de nudo en la garganta o estómago
- Dificultad para dormir
Es el cuerpo tratando de protegerte, pero con la alarma atascada en “encendido”.
¿Cómo afecta la vida diaria?
La Ansiedad puede:
- Interferir con el sueño
- Dificultar relaciones y trabajo
- Generar aislamiento, evitación
- Provocar agotamiento físico y mental
- Crear un estado de alerta constante
La vida se vuelve un campo de batalla cuando en realidad podría ser un espacio de presencia.
¿Qué opciones terapéuticas existen?
- Psicoterapia (especialmente cognitivo-conductual, EMDR, terapia somática)
- Alimentación antiinflamatoria, rica en triptófano, omega-3, y magnesio
- Meditación, respiración, yoga, grounding
- Fitoterapia (ashwagandha, lavanda, pasiflora, etc.)
- Acupuntura
- Apoyo farmacológico, si es necesario, de forma consciente y temporal
- Corrección de causas físicas: Tiroides, intestino, micronutrientes
No hay una sola vía. El tratamiento real es el que mira el todo.
¿Cómo prevenir o evitar recaídas?
- Dormir lo necesario
- Elegir el alimento como medicina, no como escape
- Limpiar el entorno digital y emocional
- Priorizar el descanso real, no solo la distracción
- Aprender a decir “no” y a pedir ayuda
- Respirar lento, conscientemente Cada día
Prevenir no es evitar sentir. Es construir una base más fuerte para sostener lo que se siente
¿Cuándo pedir ayuda?
- Cuando la Ansiedad te impide vivir en el presente
- Cuando el miedo te paraliza, y ya no puedes decidir con claridad
- Cuando te cuesta dormir, comer, disfrutar o pensar
- Cuando lo has intentado sola/o y necesitas una mano
- Pedir ayuda no es debilidad. Es una forma de autocuidado. Es el primer paso hacia ti
“La Ansiedad no quiere destruirte. Quiere avisarte que algo necesita atención. Que estás desconectada de tu centro. Escucharla, sin juicio, es empezar a sanar.”